Hace aproximadamente 8 meses (principios de septiembre de 2015 para ser más precisos) asistí por invitación del Centro de la Cooperación a una charla sobre la “Ofensiva desastabilizadora sobre el PT”. Allí se discutía acerca de sí lo que sucedía en Brasil podía caracterizarse como un “golpe blando”. De la mesa además de quien esto escribe participaban expertos en la política de nuestro vecino como país como Marcelo Falak, Federico Vázquez, Amílcar Sánchez Oroño y Juan Manuel Karg. Recuerdo que mi intervención se basó, en lo fundamental, en describir el nuevo fenómeno que se despliega desde hace dos décadas en Sudamérica: caen los presidentes, se mantiene el presidencialismo. Para decirlo con otras palabras, los presidentes renuncian o son despedidos antes de cumplir el plazo establecido, pero se mantiene el sistema democrático. Se trata de otro tipo de inestabilidad. Muy distinta a la que se desarrolló en las décadas sesenta y setenta en las que la caída de presidentes implicaba la clausura del ciclo democrático. Desde allí que esta sea caracterizada como una inestabilidad de la democracia, ya que lo que entraba en crisis era el propio sistema y no un gobierno en particular. El nuevo fenómeno que se desarrolla en nuestra región en la actualidad circunscribe la inestabilidad en el presidente, y no en el presidencialismo. Desde allí que se la caracterice como “inestabilidad presidencial”. Leer más