Que Argentina sea gobernable por el no peronismo es una noticia tan buena como prematura. Durante medio siglo, pocos presidentes completaron mandatos preestablecidos: sólo Agustín P. Justo, Juan D. Perón y Jorge R. Videla. Tres generales. Desde 1983 sólo lo lograron Carlos Menem, Néstor y Cristina. Tres peronistas. Era una verdad fáctica corroborada por la evidencia empírica de los hechos, diría Ricardo Foster. Hasta que llegó Mauricio Macri. Primero le ganó al peronismo. Después lo dividió. Y finalmente arrasó en la votación parlamentaria para pagarle a los buitres, el enemigo jurado del Gobierno anterior. En Diputados superó al kirchnerismo por 165 a 86 y en el Senado lo arrolló por 54 a 16. Son cifras que duplican y triplican el tamaño de los bloques legislativos de Cambiemos. Se terminó la maldición, escribió la prensa gorila. Se puede gobernar sin el peronismo. Momento. Leer más