Las elecciones, si son libres y transparentes como las PASO 2019, nunca son un problema en democracia.
El kirchnerismo y su candidato a presidente, Alberto Fernández, siempre cumplieron los compromisos financieros y el pago de deudas contraídas por otros gobiernos.
El que se encargó de demonizar al kirchnerismo y a Alberto Fernández fue el propio macrismo (el fantasma de Venezuela, el comunismo de Kicillof, el riesgo de un default, etc.). Esta demonización, alejada de la realidad, es una de las razones por las que el “mercado” se puso nervioso tras las PASO.
El gobierno nacional -a través del Banco Central- y no la oposición es quien debe preservar el valor de la moneda.
Si el gobierno tiene pocas herramientas y recursos para controlar una corrida es producto de un equivocado modelo económico que implementó desde diciembre de 2015 (eliminación de regulaciones sobre la entrada y salida de capitales, entre otras medidas nocivas), ¿Cómo puede ser que, en una democracia como la nuestra, se le exija a un candidato opositor el silencio porque de lo contrario vuela todo por los aires? ¿Esos son los sólidos cimientos a los que se refiere Macri como logro de su gestión?
Macri quiere un imposible. Le pide colaboración y responsabilidad a Alberto Fernández; en la práctica, que deje de comportarse como candidato, mientras él sigue en campaña buscando la improbable reelección.
Macri insiste en echarle la culpa de la mala situación económica al kirchnerismo. Ese, además, fue el eje de campaña del oficialismo para las PASO. La sociedad, mayoritariamente, dio su veredicto en las elecciones: castigó al gobierno, no a la oposición.
Ante el FMI, Alberto Fernández fue coherente con lo que dijo en la primera reunión (antes de las PASO) y con lo que dijo en público. En esencia, que el acuerdo firmado fue un error y que el objetivo del próximo gobierno debe ser crecer y generar empleo.
Importa poco si alguien del FMI habló de vacío de poder o no. El vacío de poder es objetivo y lo reconocen el propio FMI y el gobierno nacional al buscar en Alberto Fernández la solución a la crisis.
Nunca se hace cargo. Como empresario, Macri les echaba la culpa a los políticos. Como Jefe de Gobierno, al gobierno nacional. Cuando asumió como presidente, habló de la pesada herencia y ahora que se va la culpa la tiene el gobierno que viene.