Con el lanzamiento de Alberto Fernández y Cristina Fernández, todo parece indicar, si no media alguna otra novedad hacia el cierre de listas, que la elección presidencial 2019 va a estar polarizada entre los dos espacios que protagonizan la vida política desde hace más de una década: kirchnerismo versus macrismo, cada uno con sus agregados característicos de cada etapa electoral.
Así las cosas, como dijimos hace unas semanas ACÁ parece primordial para cada uno de estos dos espacios apuntar hacia el centro del espectro político, lo que, en términos prácticos, significa atraer a los votantes potenciales que posee lo que dio en llamarse peronismo federal o avenida del medio.
Distinguimos, en ese sentido, dos estrategias diferentes, por parte del macrismo y del kirchnerismo, para concretar ese objetivo.
El albertismo.La proclamación de Alberto Fernández como candidato a Presidente parece tener un objetivo político muy claro: atraer a dirigentes peronistas que con Cristina encabezando la fórmula, tal vez no se animaban a sumarse. Massa es tal vez el ejemplo más emblemático, aunque no el único. La rápida y favorable respuesta por parte de una decena de gobernadores luego del anuncio de su candidatura pareció confirmar que, en términos políticos, fue un acierto su lanzamiento. En adelante, resta lo más importante: que los votos, en octubre, confirmen que Alberto es un buen candidato, además de ser un animal político que sabe tejer lazos y mostrarse como componedor.
¿Cuál sería el escenario más cercano el ideal para Alberto Fernández Presidente? Sumar a Massa y, al mismo tiempo, que Lavagna, por ejemplo, se consolide como representante único del espacio Alternativa Federal, ya que, en principio, son votos que obtiene del espacio de Cambiemos. Si Lavagna se consolida como candidato en las PASO, le será más fácil retener los votos en las generales y no que se transfieran a la candidatura de Macri.
El macrismo.
Mientras siguen las dudas respecto de la candidatura de Macri, y con pobres resultados económicos para mostrar, la estrategia electoral del gobierno se basa principalmente en intervenir en el armado opositor, y para ello recurre a todos los medios que tiene a su disposición (incluido el adicto Poder Judicial). Con respecto al espacio Alternativa Federal, el principal interés del gobierno parece ser el de alimentar su fragmentación. Si el kirchnerismo busca incorporar a Massa, para Cambiemos incorporar a alguno de los dirigentes de este espacio parece una meta demasiado ambiciosa, teniendo en cuenta su debilitad política y la mala imagen que arrastra el Presidente.
En tal sentido, el escenario más cercano al ideal para el macrismo es que haya al menos dos candidatos de Alternativa Federal, que compitan en forma separada. Por ejemplo, Massa y Lavagna. ¿Por qué? Porque de esa manera logran que ninguno de los dos se consolide en las PASO y piensan-desean, eso facilitaría que los votantes de ambos candidatos migren en las generales, mayoritariamente, a la candidatura de Macri. Podríamos dar muchos ejemplos de esta intención gubernamental, pero creemos que basta con uno muy contundente: ni bien se lanzó Lavagna, en el verano de 2019, el propio Presidente salió a cruzarlo públicamente. No pareció una acción casual: Lavagna apenas medía en intención de voto. Todo pareció indicar que el Presidente buscó levantar la figura de Lavagna.
Por último, acá se habló de las estrategias elegidas por el kirchnerismo y el macrismo con respecto al espacio avenida del medio. Resta saber cuál de ellas prosperará y, sobre todo, qué harán los integrantes de Alternativa Federal, cuyos intereses son entre sí contradictorios.